TRADICIONES COSTUMBRES Y LEYENDAS
lunes, 26 de junio de 2017
LA VIRGEN DE CHAPI:
Cuenta la leyenda que en el año de 1790, Juan de Dios Tamayo, el entonces párroco de Pocsi, intentó trasladar la pequeña imagen de la Virgen hacia otro poblado y no pudo ni siquiera moverla, porque pareció que su peso se había multiplicado hasta ese extremo. Este hecho, al que todos consideran un milagro, se propagó por la región y hoy, una multitud de peregrinos converge desde la blanca ciudad de Arequipa, hasta el santuario de Chapi, para rendir devoción a la Virgen, recorriendo aproximamente 45 kms., en una caminata nocturna, que dura más de 12 horas, para llegar al desértico paraje sitado a 2,420 m.s.n.m.En el trayecto, los peregrinos se van proveyendo de piedras de distinto tamaño, que luego colocarán, formando las llamadas "apachetas", a un lado del camino en los poblados de Tres Cruces, Alto de Hornilla y Siete Toldos. Estas pequeñas pirámides de piedra, simbolizan el cansancio y los pecados que los devotos van dejando atrás.
Infinidad de luces, producidas por los cirios que cada devoto lleva, se divisan con el fondo del contraste natural de la noche. Terminada la obscuridad y al retornar un nuevo día, la Virgen saldrá en procesión y será llevada sobre alfombras de flores, preparadas especialmente para la ocasión. Al final del día, junto al santuario, los castillos de fuegos artificiales, llenarán de algarabía a los asistentes, quienes podrán además disfrutar de apetitosas vianas y reconfortantes bebidas.
Sus festividades se celebran el 2 de febrero; Día de la Purificación o Candelaria. Sin embargo, sus fieles, han escogido el 1º de mayo, fecha en que se da inicio al mes dedicado a María, al igual que el 8 de setiembre, fiesta de su Natividad. Su actual Santuario, construido sobre un área de 1700 m², en un desolado paraje de los Andes, a 2,420 m.s.n.m., se terminó en 1967. Su estructura es de sillar, ladrillo y cemento armado, con un estilo neo-colonial y su altar barroco enchapado en pan de oro. Su antiguos templos habían sido destruidos en varias oportunidades por violentos sismos y voraces incendios. El 2 de febrero de 1985, el Santo Padre Juan Pablo II, coronó canónicamente a la Virgen de Chapi y al Niño Jesús que sostiene en sus brazos; para lo cual la imagen tuvo que ser transportada en un helicóptero desde su santuario hasta la ciudad de Arequipa.
Cuenta la leyenda que la bruja Julia
Hernández, predijo que Ica se hundirá cuando crezca la séptima cabeza de
la palmera que se encuentra en la laguna seca. En enero de 1998 la
profecía se cumplió , el río se desbordó, miles de personas resultaron
damnificadas. La gente asegura que ese año no se cortó, ni se quemó la
séptima cabeza de la palmera, desde esa fecha no han dejado de
hacerlo.Los habitantes de Cachiche siempre cortan la séptima cabeza de
la palmera; esto para evitar que Ica se destruya, según cuenta una
leyenda local, de no ser así la ciudad de Ica se enfrentaría a un fin
inevitable, llena de desastres naturales. Pero no todo son malas
profecías, sino que también en Cachiche encontramos a grandes curanderos
que mediante su fe pueden sanar todo mal y hasta unir corazones
CASA ENCANTADA DE LUNAHUANA
Esta casa que de acuerdo a la tradición popular y testimonios que dan cuenta de fenómenos paranormales, Se encuentra situado al borde de la carretera que va del anexo Uchupampa a Catapalla, a 15 minutos del distrito de Lunahuaná.
La tradición mantenida por los lugareños cuenta que como consecuencia de
la guerra con Chile (1881), un hacendado, cuyo nombre se ha perdido en
el tiempo, y que según se dice era italiano, había ya para entonces
construido esta casa, habitándola con su familia. Una noche los soldados
chilenos atacaron el pueblo y lo destruyeron todo victimando al
hacendado y a miembros de su familia.
Años más tarde, la casa fue ocupada por una nieta, quien nunca imaginó que los espíritus de las personas muertas habitaban aún la casa: ella y su familia comenzaron a escuchar todas las noches: ruidos, quejidos, voces y lamentos, y toda suerte de eventos paranormales con la visión de fantasmas.
Esto motivaría que abandonaran la casa que no ha sido habitada desde entonces, sin embargo hace unos algunos años atrás se pensó en convertir la casa en un hotel y para ello se empezaron a realizar las obras respectivas, sin embargo estas fueron abandonadas de forma inexplicable.
Desde entonces los lugareños consideraron que este era un lugar del cual era mejor mantenerse alejados.
Mucho tiempo después la historia de la casa recobró notoriedad, cuando un grupo de jóvenes, de aquellos que suelen realizar actividades recreativas y de aventura, provenientes de Lima fueron protagonistas de una de las historias más escalofriantes y recordadas de aquel entonces, la mima que cuenta que: aquellos jóvenes que llegaron al lugar por la noche, vieron luces, escucharon voces, música y jolgorio se animaron a entrar en esta casa donde al parecer se realizaba una fiesta, allí brindaron y bailaron, y en lo mejor de la velada de un momento a otro, todo se tornó lúgubre y vacío, ya no había gente alrededor, ni se oía música alguna. Aterrados los jóvenes salieron despavoridos corriendo de la casa, hacia la carretera que pasa al frente de la casa e intempestivamente fue atropellado por un vehículo que transitaba por el lugar…
Como esta son muchas las historias que se cuentan, muchas de estas historias verosímiles, pero otras carentes de todo sentido, pero que los lugareños se han encargado de difundir alimentado la tradición.
Esta casa que de acuerdo a la tradición popular y testimonios que dan cuenta de fenómenos paranormales, Se encuentra situado al borde de la carretera que va del anexo Uchupampa a Catapalla, a 15 minutos del distrito de Lunahuaná.
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Años más tarde, la casa fue ocupada por una nieta, quien nunca imaginó que los espíritus de las personas muertas habitaban aún la casa: ella y su familia comenzaron a escuchar todas las noches: ruidos, quejidos, voces y lamentos, y toda suerte de eventos paranormales con la visión de fantasmas.
Esto motivaría que abandonaran la casa que no ha sido habitada desde entonces, sin embargo hace unos algunos años atrás se pensó en convertir la casa en un hotel y para ello se empezaron a realizar las obras respectivas, sin embargo estas fueron abandonadas de forma inexplicable.
Desde entonces los lugareños consideraron que este era un lugar del cual era mejor mantenerse alejados.
Mucho tiempo después la historia de la casa recobró notoriedad, cuando un grupo de jóvenes, de aquellos que suelen realizar actividades recreativas y de aventura, provenientes de Lima fueron protagonistas de una de las historias más escalofriantes y recordadas de aquel entonces, la mima que cuenta que: aquellos jóvenes que llegaron al lugar por la noche, vieron luces, escucharon voces, música y jolgorio se animaron a entrar en esta casa donde al parecer se realizaba una fiesta, allí brindaron y bailaron, y en lo mejor de la velada de un momento a otro, todo se tornó lúgubre y vacío, ya no había gente alrededor, ni se oía música alguna. Aterrados los jóvenes salieron despavoridos corriendo de la casa, hacia la carretera que pasa al frente de la casa e intempestivamente fue atropellado por un vehículo que transitaba por el lugar…
Como esta son muchas las historias que se cuentan, muchas de estas historias verosímiles, pero otras carentes de todo sentido, pero que los lugareños se han encargado de difundir alimentado la tradición.
LA SIRENA DE PERU
Huacachina es el nombre de una laguna de aguas verdosas y medicinales.
Cuentan que antiguamente Huacachina era un pozo, junto a un algarrobo.
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La princesa buscaba un rincón donde llorar y al hallarse libre, cavaba ante el árbol un hueco donde hundir el dulce nombre de su amor. Cierta vez en el hueco que había abierto en la arena, ante el algarrobo, se llenó de agua tibia y sumergió su blanca desnudez. Cuando salió del baño, se envolvió en la sabana y al verse en el espejo, descubrió un espía, un cazador, que al ver su belleza, quedó prendado de sus encantos, viniéndose como un sátiro, hacia ella.
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La Sirena de Huacachina (Ica - Perú) |
Los Comatraneros (ciudadanos de la zona) sostienen que existe una corvina encantada, la cual dicen haberla visto, pero más que calan las redes nunca llegan a apresarla. También hay una leyenda de la vieja que toca su cajita para aumentar de ese modo el caudal del agua y es la explicación que da la gente para ese extraño sonido de los cerros cuando lo bate el viento.
Historia de la Huacachina (Ica)
En Tacaraca, centro indígena de alguna importancia, durante el período
precolombino vivía una ñusta de verdes-pardosas pupilas, cabellera negra
como el negro azabache que forma piedra escogida de la tierra, o quizás
como el negro profundo del chivillo, el pájaro quebradino de las notas
agudas, el tordo de nuestros alfalfares de las cejas de las sierras,
doncella roja de curvas y sensuales contornos gallardos, como las
vasijas del Sol en el Coricancha de los Incas.
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Ajall Kriña, enamoróse perdidamente de las formas blandas, pulidas de la virgen del pueblo y un día en la confusa claridad de una mañana, cuando la ñusta llevaba en la oquedad de esculpida arcilla, el agua pura, su alma apagada y muda hasta entonces, abrió la jaula y dejó cantar a la alondra del corazón:
Mi corazón en tu pecho cómo permitieras; aunque penda de un abismo, muy hondo, muy hondo o estrecho de modo que tú me quieras como tu corazón mismo.
La de las eternas lágrimas, la princesa Huacachina, llamada así porque desde que los ojos de su alma se abrieron a la vida, no hicieron sino llorar; no tardó en corresponder el cariño hondo, fervoroso e intenso del feliz varón de los cambiantes ojos de fiereza o de dulzura, de acero o de miel.
Todas las mañanas y todas las tardes, en los cárdenos ocasos o con las rosadas auroras, Huacachina, cuyas lágrimas parecían haberse secado para siempre, entregaba a Ajall Kriña, las preferencias de su corazón, las joyas de su ternura, los incendios de su alma pura y sencilla.
Pero la felicidad que siempre se sueña eterna a los ojos egoístas de que goza, voló como el céfiro fugitivo que se escurre entre las hojas de los árboles o entre las hebras del ramaje. Orden del Cuzco, disponía que todos los mozos se aprestaran a salir inmediatamente, para combatir sublevación de lejano pueblo belicoso. Ajall Kriña, con el alma despedazada, se despidió de su ñusta hechicera. Ella le juró amor, fidelidad, cariño y él, alegre, feliz porque comprendía con la fe y la fiebre del que quiere, que ella no lo engañaría y entregaría su corazón como aquella otra ñusta odiosa de la leyenda iqueña que enajenó su ser por el oro de la joya, la turquesa del adorno y los kilos de la blanca lana como vellón de angora, marchó con otros de su pueblo en pos de nuevos soles a develar la rebelión, a sofocar el movimiento sacrílego contra el Dios-Inca.
Ajall Kriña, con heridas terribles, abiertas en el cuerpo de bronce, muere en el combate después de haber luchado como un león. La triste nueva, pronto se comunica a Huacachina, la bella princesa de los ojos hechiceros, quien alocada, desesperada, al amparo de las sombras que se vienen, huye sin que lo adviertan sus padres entre los cerros y los cuchillos de arena, hasta caer postrada, abatida, jadeante, sudorosa, con el llanto que desbordándose del manantial inagotable de sus olas, caían en las arenas que como pañuelos de batista, se extendían más allá de la Huega.
Las lágrimas ruedan y siguen rodando muchos minutos; numerosos días; tiempo tal vez incontable para ella, de sus ojos inyectados por el dolor y cuando el hambre, el dolor, la tristeza, la desventura, rompen el frágil cristal de su alma y la vida huye y se aleja veloz, esas abundantes lágrimas, absorbidas por las candentes arenas, surgen a flor de tierra en el inmenso hoyo amurallado por las arenas superpuestas, después de haberse saturado, con las sustancias de la entraña de la tierra, que las devuelve por no poder resistir el contagio del inmenso dolor.
En el día, las verdes aguas pardosas se evaporan en pequeña cantidad hacia los cielos, como si fueran llamadas por los dioses para aprender del dolor y se cuenta que todavía en las noches, cuando las sombras y el silencio han empujado a la luz, al ruido, sale la princesa, cubierta con el manto de su cabellera que se plisa u ondea en su cuerpo; con ese manto negro, muy negro, pero menos obscuro que su alma, para seguir llorando su llanto de ausencia y de pesadumbre, algunas de cuyas gotas todavía se descubren en la mañana, en los primeros minutos de la luz, hasta sobre los raros juncos que a veces brotan en la orilla de oquedad; se ven sobre las innumerables hojas rugosas del toñuz tendido en sus ocios y se perciben sobre cada uno de los dientes de las hojas peinadas del viejo algarrobo, que extiende sus ramas levantándose sobre la cama de arena, para pedir a los cielos, piedad y consuelo, destinados a la princesa de la dicha rota, del ensueño deshecho, del paraíso trunco.
La Leyenda de Cahuachi y La Lineas de Nazca (Ica)
Un raro ser
Era una noche de plenilunio en un lugar muy cerca de la mar, los fuertes
vientos mezclados con arenilla golpeaban el rostro de un viejo rey que
acompañado de sus súbditos realizaban un peregrinaje en los templos
piramidales y desde la sumidad contemplaban extasiados la luna llena que
con su fulgor de plata bañaba todos los rincones de los areniscos, los
añejos guarangales orlados con nidos de cuculíes y de rojos piturrines.
De vez en cuando se veía a lo lejos el brillo de los ojos de nocturnos
animales que como brazas de fuego calentaban la fría noche.
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Nanaska, el gran monarca, estaba junto a su hijo Cahuachi, un sacerdote-guerrero, mozo fuerte y valiente, futuro heredero del reino, muy atento aprendía las sabias lecciones de astronomía del padre.
- Hijo, tú que pronto heredarás los destinos de la nación, es importante que conozcas el paso de los grandes ojos de fuego. En ellas – prosiguió – verás el triunfo o la derrota, la abundancia de agua o las sequías, la prosperidad o la decadencia, la vida o la muerte, pues, cuando una estrella cae en la tierra, es señal de una vida se apaga.
De pronto un gran vocerío se escuchó de todas partes, interrumpiendo al rey. Todos miraban asustados al infinito. Una pequeña, una tenue lucecita se diría a una extraordinaria velocidad a la tierra, agigantándose más su tamaño cada vez que se acercaba y su color brillante se hacía más intenso e incesante, resplandeciendo tal que se podía ver los asustados rostros de los súbditos del rey.
- No teman, es una bola de fuego de los cabellos de oro. Dijo el monarca, confundiéndolo con un cometa.
La fría noche daba la sensación que se convertía en día cuando la intensa luz fulgurante irradió a los sorprendidos hombres. A los terrenos de arena, las viviendas de piedra y barro con techos de carrizos y paja. Se pudo mirar los verdes guarangales de donde salieron despavoridas las aves que dormitaban en sus fuertes ramas. La inmensa y pedregosa pampa sembradas de naturales calatos. Se vio las altas y bajas colinas, a los zorrillos y serpientes furtivos cazadores de la noche que asustados buscaban refugio en sus madrigueras. El suelo estéril y cuarteado por la sequedad, donde se observaba chamuscados maticos por el fuerte sol en el día y los ladridos de los perros rompían el silencio de la noche. Entonces la bola de luz cayó en la tierra en una gran pampa, dejándose escuchar ensordecedor sonido y el eco horrorizó más a la gente.
Después volvió el silencio y la oscuridad.
El rey, príncipe y guerreros se dirigieron raudos al lugar que se había precipitado la extraña luz, y acortando distancias, salvando escollos, subiendo y bajando pequeñas colinas, recorriendo largas planicies, muy pronto con la velocidad que llevaban llegaron al sitio, donde aún se podía ver restos oscilantes luces y un fino humo que se levantaba perdiéndose en la oscuridad de la noche.
Cahuachi, mostrando vacilación y curiosidad llegó al objeto volador en forma temeraria.
Allí pudo observar un gran móvil de metal con la forma de un platillo, con muchas luces y pequeñas ventanas. El valiente príncipe abrió la puerta principal y del interior del objeto volador pudo salir un raro ser nunca visto por los ojos humanos. Acompañado a este ser, otra criatura cubierto de un extraordinario pelaje. Sus pequeñas orejas se mantenían siempre erguidas. No tenia ojos, estaba provisto de dos extremidades que le servía como mano-pies llevaba cuatro dedos que usaba para caminar y en la otra mano-pies tenía cinco dedos con la que cogía objetos. La misteriosa criatura lanzaba amenazas por su boca pequeña escondida por las pelusas, emitiendo raros sonidos:
¡Akú, akú, akú!
En cambio, el fabuloso ser, no era muy prodigioso de tamaño y no se distinguía sus formas, porque estaba protegido de por una vestimenta especial. En una de sus partes superiores tenía dos ovalados lentes y tras de ellos observaban sus grandes ojos que asustados miraban al príncipe Cahuachi.
Pero la criatura muy debilitada se desvaneció, quedando tendido en el suelo a merced de los guerreros que intentaron golpearlo con sus makanas. Pero el otro ser, no dejaba que se le acercaran, haciendo mucho ruido. Entonces todos comprendieron que la cosa era como un fiel perro que cuidaba de los grandes peligros a su amo.
Desde entonces le dieron el nombre de Makú y el raro ser desvanecido fue llevado en parihuela al pueblo.
LAS BRUJAS DE CACHICHE
Cachiche es el nombre de un pueblo, que desde épocas pasadas fue sinónimo de hechicería para muchos peruanos, Cachiche parecia un pueblo de brujas, pues albergó incontables mujeres que de acuerdo con los iqueños, poseían poderes sobrenaturales, utilizados –segun decían– para extirpar los males del cuerpo y preparar brebajes que garantizaban el amor de la pareja, entre otras santerías.
La bruja mas famosa de Cachiche es sin lugar a dudas Julia Hernández
Pecho Viuda de Díaz, una bruja que según cuentan murió a los 106 años de
edad, luego de una azarosa vida llena de sortilegios y hechizos, pero
sólo de los buenos, de los que curan, de los que reconcilian corazones.
Ella no hacía daño. Ella no era "malera".
Esto es lo que afirman sus defensoras, sus historiadoras oficiosas, aquellas que vaticinan un retorno seguro a Cachiche si se contemplan fijamente los ojos de la estatua, aquellas que cuentan -con espanto y horror- la apocalíptica y certera profecía de la palmera de las siete cabezas. Una demostración evidente -dicen ellas- del poder sobrenatural de doña Julia.
Cuenta la leyenda que la bruja predijo que Ica se hundirá cuando reverdezca la séptima cabeza de la palmera que se encuentra en la laguna seca.
Y la bruja acertó, pues Ica quedó bajo las aguas en enero de 1998. El río se desbordó, miles de personas resultaron damnificadas. La gente asegura que ese año no se mochó, ni se quemó la séptima cabeza de la palmera, desde esa fecha no han dejado de hacerlo.
Cachiche es el nombre de un pueblo, que desde épocas pasadas fue sinónimo de hechicería para muchos peruanos, Cachiche parecia un pueblo de brujas, pues albergó incontables mujeres que de acuerdo con los iqueños, poseían poderes sobrenaturales, utilizados –segun decían– para extirpar los males del cuerpo y preparar brebajes que garantizaban el amor de la pareja, entre otras santerías.
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Esto es lo que afirman sus defensoras, sus historiadoras oficiosas, aquellas que vaticinan un retorno seguro a Cachiche si se contemplan fijamente los ojos de la estatua, aquellas que cuentan -con espanto y horror- la apocalíptica y certera profecía de la palmera de las siete cabezas. Una demostración evidente -dicen ellas- del poder sobrenatural de doña Julia.
Cuenta la leyenda que la bruja predijo que Ica se hundirá cuando reverdezca la séptima cabeza de la palmera que se encuentra en la laguna seca.
Y la bruja acertó, pues Ica quedó bajo las aguas en enero de 1998. El río se desbordó, miles de personas resultaron damnificadas. La gente asegura que ese año no se mochó, ni se quemó la séptima cabeza de la palmera, desde esa fecha no han dejado de hacerlo.
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